Durante los últimos 10 años, el componente de la grasa de la leche ha sido el impulsor primario del precio de la leche. La elaboración de la ración puede tener impacto significativo en el porcentaje de grasa de la leche y la producción de leche. Históricamente, nos hemos enfocado en el almidón y su digestión, y su efecto negativo potencial para la producción de grasa de la leche.
Más recientemente, investigadores y nutricionistas han entendido que, lo que perciben como un impacto negativo del almidón, puede no estar relacionado con el almidón en su totalidad, sino que se debe más bien a la carga de ácidos grasos no saturados que contiene.
Los ácidos grasos no saturados son un componente clave del aceite del maíz y tienen acción antimicrobiana. Las bacterias ruminales deben saturar estos ácidos grasos por biohidrogenación para reducir su toxicidad. Si la vaca ingiere más ácidos grasos de los que sus bacterias ruminales pueden manejar, se interfiere la función de las bacterias. En esos casos, las bacterias ruminales tienen el potencial de crear un tipo de ácido graso llamado ácido linoleico conjugado (ALC), que es un supresor metabólico de la producción de grasa de la leche.
Cuando se desarrollan raciones para vacas altas productoras, considerar sólo la cantidad de ácidos grasos insaturados proporcionados en el alimento, no permite promover mayor producción de grasa de la leche. En una encuesta de 21 hatos de vacas altas productoras, que promediaban más de 45 kilos de leche, el porcentaje de grasa de la leche tuvo un rango de 3.6 a 4.0%. Larry Chase, de la Universidad de Cornell, observó una variación de ácidos grasos no saturados en la ración de 518 a 928 gramos. Todos estos hatos de vacas altas productoras fueron capaces de alimentar con ácidos grasos no saturados exitosamente. Lo que resulta clave, a la hora de incluir fuentes de ácidos grasos no saturados en la ración, es la accesibilidad en el rumen. Es decir, qué tan rápido son liberados los ácidos grasos de los alimentos en el ambiente ruminal.
Qué tan rápido los microbios ruminales los obtienen
La accesibilidad ruminal de los ácidos grasos varía significativamente con el tipo de alimento. En la semilla de algodón la grasa está encapsulada y es liberada muy lentamente. En los granos de destilería del maíz, el aceite tiende a estar en la superficie y puede ser liberado muy rápidamente. El ensilado de maíz y el grano de maíz, aunque son más bajos en ácidos grasos no saturados, presentan una tasa variable de liberación. Es importante que el productor y el nutricionista entiendan el potencial de acceso ruminal de los ácidos grasos en los alimentos, si se va desarrollar una ración para promover la alta producción de leche y la producción de grasa.
El almidón en el ensilado de maíz y los granos fermentados del maíz pueden tener una variación significativa en el potencial de acceso al almidón (qué tan rápido se desdobla el almidón y queda disponible en el rumen). Un análisis de 300 muestras de ensilado de maíz en los laboratorios de Cumberland Valley Analitical Services, de la cosecha del 2019, mostró que la cantidad de almidón rápidamente accesible generalmente es del 35 al 85% del almidón total, dependiendo del procesado. Esta variación en el almidón rápidamente accesible conduce a un rango significativo de ácidos grasos rápidamente accesibles. En la gráfica se observa una relación fuerte entre el almidón rápidamente accesible y los ácidos grasos rápidamente accesibles.
La tasa de liberación de los ácidos grasos en el rumen, es importante para desarrollar raciones que soporten la alta producción de leche y la producción de grasa. Los análisis de laboratorio para calcular la degradación del almidón y el almidón accesible en el rumen, nos permitirán entender el potencial del componente de ácidos grasos en el rumen del ensilado de maíz y los granos fermentados. Los nutricionistas pueden también pedir un análisis de los ácidos grasos en varios alimentos altos en grasas, ensilado de maíz y granos fermentados de maíz.
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