Tenemos un hato Jersey de registro y recientemente perdimos una de nuestras mejores vacas, el veterinario nos dijo que había sido tétanos. Había parido con asistencia una semana antes de enfermar, después no pudo comer, y finalmente se puso hinchada y muy rígida.
Intentamos aliviarla y darle penicilina, pero se cayó y tuvimos que aplicarle la eutanasia. Nunca tuvo una herida en su cuerpo, y todas nuestras becerras son vacunadas contra clostridios. ¿Pudo haberse prevenido?
A.S. Nueva York.
Lamentamos mucho que haya perdido a su vaca. Parece que, en efecto, la muerte fue causada por tétanos, y verdaderamente rompe el corazón mirar a un animal morir con esa enfermedad. Desafortunadamente, una vez que el ganado adulto con tétanos se tumba, hay muy pocas oportunidades, por no decir ninguna, de que sobreviva, incluso con el tratamiento de soporte más intensivo.
Aunque el ganado es mucho menos susceptible al tétanos que los caballos, los productores y veterinarios, ocasionalmente podrán encontrarse con la enfermedad en adultos, e incluso en becerros. Su observación de que la vaca afectada no tenía una herida visible, como uno esperaría en un caballo o humano, es bastante típica.
Son bastante extraños, pero la mayoría de los casos de tétanos en ganado lechero adulto ocurren después de una distocia, y tienden a estar asociados con metritis o con un trauma de tejido blando en la vagina, vulva o perineo, asociado con el parto. Para clarificar, muy, muy pocos casos de distocia alguna vez terminarán como un caso de tétanos, pero esa es la historia más común, cuando se presenta la enfermedad en ganado lechero.
En animales jóvenes, hay más probabilidades de ver tétanos como consecuencia de una herida necrótica e infectada. Eso podría ser un absceso umbilical, lesión en el sitio del descornado, o del recorte de cola, que haya quedado contaminada con el organismo presente en el ambiente.
Los microorganismos causantes del tétanos, a menudo están en forma de esporas, y pueden encontrarse en muchos establos, aunque hay variación en la extensión y grado en que están presentes en los diferentes suelos e instalaciones. Eso significa que algunos establos tendrán más problemas que otros.
Para que el microorganismo prolifere, y produzca las toxinas responsables de los signos clínicos asociados con la enfermedad, se requiere que la herida esté contaminada y que se cree un ambiente “anaerobio” apropiado (es decir que haya niveles bajos de oxígeno en el tejido). Por ejemplo, un suministro de sangre deficiente en la cola, supuración sustancial del perineo, o membranas fetales contaminadas después de la distocia, podrían proporcionar el ambiente ideal para la enfermedad.
Hacer una prueba para diagnosticar tétanos al pie de la vaca, sería todo un reto, los casos se identifican típicamente con base en los signos clínicos, con una historia de distocia u otras heridas significativas.
Desafortunadamente, es un malentendido que las vacunas comúnmente administradas para prevenir clostridios, que forman una parte importante del programa de medicina preventiva en muchos hatos lecheros, incluyan protección contra Clostridium tetani, cuando de hecho, no la incluyen. Confiamos en esos productos para proteger a las vacas contra varias enfermedades clostridianas muy importantes, pero en ganado no es común vacunar específicamente contra tétanos, así como se hace con los caballos.
Si en un establo están experimentando varios casos de tétanos, o si ciertos procedimientos de manejo (como recorte de cola o descornado a mayor edad) pudieran significar un mayor riesgo de tétanos, entonces sería apropiado añadir toxoide tetánico al programa de vacunación de reemplazos. De otra manera, no se administra en forma rutinaria en la mayoría de los establos lecheros.
Otro de los componentes principales para prevenir tétanos son limpieza, cuidado de las heridas y desinfección. Por favor, no tome eso como un juicio de su caso en particular. Sin embargo, ya que el organismo proviene del ambiente, específicamente del suelo y heces, y prolifera en tejido necrótico, es importante evitar la contaminación y mantener una higiene estricta, durante procedimientos como los partos y el descornado.
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