HOARD'S DAIRYMAN
SUSCRÍBETE A LA REVISTA
SUSCRÍBETE AL BOLETÍN

Siempre trate de arreglar lo que esté descompuesto

por Charles E. Gardner, D.V.M.


  A lo largo de muchos años trabajando con los productores de leche, me he dado cuenta de un amplio espectro sobre la forma en que mejoran la productividad de sus hatos.
  En un extremo están aquellos que dicen: “Si no está descompuesto, no lo componga”. En esencia, siempre que no hay problemas evidentes, simplemente siguen haciendo lo que están haciendo. El peligro de este enfoque es que pone a los productores en el otro extremo del espectro. Esta gente está viendo todas las áreas de manejo del hato y preguntándose: “Cómo puedo mejorar?”. Eventualmente, el segundo grupo hace que sea más difícil para el primer grupo poder competir.
  Un ejemplo es la salud de la ubre. Hace años, una meta razonable era tener una cuenta de células somáticas (CCS) de 200,000 células por mililitro o menos. Con el tiempo, empezaron a darse cuenta que hay otras mediciones de salud de la ubre que también deben ser consideradas.
  La calificación linear de células somáticas (CLCS) y el porcentaje de vacas en el hato no infectadas nos dicen más de la pérdida en producción que la cuenta de células somáticas. Al mismo tiempo, se sugirió que los productores buscaran CLCS de 2.0 y 80% del hato no infectado.
  Estos tres números eran buenas metas hace diez años, pero algunos hatos en la actualidad obtienen resultados mucho mejores. Un hato con el que trabajo tiene una CCS anual de 139,000, 1.6 de CLCS y 85% del hato no infectado. Sé de otros hatos que están cercanos a estos números y estoy seguro que hay establos que los sobrepasan. Los estándares que hacen superior a la productividad de un hato están elevándose constantemente. Los establos que no llevan el paso se quedan atrás y eventualmente no pueden competir.
  El manejo de la información es otro aspecto de la operación de un establo que está evolucionando constantemente. Los mejores operadores de granjas lecheras usan tecnología para monitorear diariamente la ingestión de alimento, los costos de alimentación y la producción de componentes de la leche. Dan seguimiento a varios parámetros de eficiencia alimenticia y, en consecuencia, a los ingresos menos costos de alimentación. Esto lo hacen con los precios actualizados, pero también usan precios fijos que, a su vez, les permiten ver cuáles cambios son debidos al manejo y cuáles están relacionados con el precio de la leche y de los ingredientes alimenticios.
  Cuando algo cambia, se preguntan ¿por qué? Buscan replicar las mejoras y rechazan cualquier cosa que disminuya las utilidades.
  La reproducción ha tenido cambios significativos en años recientes. Cuando salí de la Escuela de Medicina Veterinaria, buscábamos porcentajes de concepción de 60% o mejores. A medida que la vaca Holstein evolucionó, su fertilidad declinó, hasta el punto de que 35% de concepciones se volvió la norma. Entonces aprendimos a ver el porcentaje de preñez en vez del porcentaje de concepción y nos decepcionó ver que el promedio para las Holstein estaba entre 10 y 20%.
  Al igual que con otros factores, los mejores productores de leche no estaban contentos con ese promedio y buscaron formas de mejorar. El mismo hato que mencioné antes, con una tasa de preñez de 40%, está así, en parte, por una tasa de concepción de 70%.

Aplique ideas nuevas en su establo
  ¿Cómo están las cosas en su hato? ¿Está usted tratando de mejorar continuamente? El resultado final de la mejora continua debe ser más leche producida usando menos recursos.
  He escuchado a productores decir que su meta son 3.2 kilos de grasa y proteína por vaca por día. ¿Qué se necesita para llegar a ese punto? 45 kilos de leche con 4% de grasa y 3% de proteína lo lograrían. Eso era inconcebible hace algunos años, pero otro establo con el que trabajo llegó a esa meta en su último pesaje de leche del control de producción. El dueño me confesó que no logró embarcar tantos kilos, pero que está cerca.
  ¿Cómo piensa este productor? La respuesta es otra pregunta: ¿Cómo puedo mejorar?

El autor, de Orefield, Pensilvania, trabaja con granjas familiares asesorándolos en manejo, transferencia de activos y habilidades de comunicación.

VISITE NUESTRAS SECCIONES