La edad al primer parto ha tenido una tendencia a la baja, con muchos establos buscando poner a sus vaquillas en el hato de ordeño a los 22 meses o incluso más jóvenes. Aunque esto reduce los costos de crianza, Gavin Staley, D.V.M., explicó por qué esto puede no ser tan buena idea, durante su presentación en la Exposición Mundial Lechera (World Dairy Expo) intitulada “Porqué es importante la madurez de las vaquillas”.
Staley, especialista en servicios técnicos con Diamond V, comparó las vaquillas inmaduras con Peter Pan, el personaje que nunca crece.
“¿Estas vaquillas se emparejan alguna vez?”, preguntó a la audiencia sobre las vaquillas que paren más jóvenes y son más pequeñas. “No, no hay crecimiento compensatorio”.
No es que esas vaquillas sigan creciendo cuando están en ordeña, Staley explicó que seguirán creciendo, pero a un costo muy alto.
“Si un animal no alcanza el nivel requerido de madurez antes del parto, lo alcanzará después del parto, pero a costa de la producción de leche”, dijo. De acuerdo con Staley, por cada kilo de crecimiento después del parto, existe un costo de 7 kilos de producción de leche.
“Esta es una merma en la producción. Tal vez el productor nunca la vea, pero está ahí”, dijo.
¿Qué tan grandes deben ser las vaquillas al parto? La regla general es que tienen que tener el 85% del peso a la madurez. Staley explicó en más detalle lo que significa este número.
Pese, mida y dé seguimiento
Primero que nada, en un establo tienen que conocer el peso maduro de sus animales. Staley dijo que las vacas de tercera y cuarta lactancias que tienen entre 80 y 100 días en leche deben considerarse como la meta.
Después, hay que pesar a las vaquillas. Las vaquillas que van a su primer parto deben tener 95% del peso promedio de las vacas maduras en el hato. Las vaquillas recién paridas deben tener 85% del peso corporal maduro.
Siguiendo estos objetivos, crearemos vaquillas que pueden alcanzar su potencial. “Una vaquilla madura tendrá las características fenotípicas (estructura y peso, y específicamente el peso) que le permitirá expresar su potencial genético completo (especialmente en producción de leche)”, dijo Staley.
Para alcanzar estas metas, los establos deben mantener un porcentaje ambicioso de ganancia durante el proceso de crianza. Staley compartió un cálculo de que una becerra que pesa 38.6 kilos al nacimiento, debe alcanzar 655 kilos al parto – con un crecimiento total de 616 kilos.
Para alcanzar esa meta de crecimiento a los 21 meses de edad, la ganancia promedio durante todo el periodo de crianza, necesitaría ser de casi un kilo diario. Aún con una meta moderada a los 24 meses de edad al primer parto, la ganancia diaria promedio tendría que ser de 820 gramos diarios. Staley señaló que muchos hatos están por debajo de esos niveles de crecimiento diario.
Cuando las vaquillas paren inmaduras, hay un precio que hay que pagar, más allá de la primera lactancia.
“La producción en la primera lactancia marca un techo para todo el hato. Usted no va a poder superar ese nivel de producción en la primera lactancia”, dijo Staley y concluyó diciendo que “la inmadurez afecta toda la vida productiva del animal”.
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